nuestro viaje de 5 días por Sicilia

En este post os voy a contar nuestra experiencia y nuestro viaje de 5 días a Sicilia. Una especie de «road trip» que hicimos en 5 noches y que nos gustó bastante, a pesar de los inconvenientes que os contaré ahora. Os contaré nuestra ruta y algunos consejos para viajar por Sicilia después de nuestra experiencia.

Fuimos en octubre, y aunque llevábamos los bañadores «por si acaso», nos pilló un temporal y el viento y la lluvia nos estuvieron persiguiendo todo el tiempo. No hizo frío especialmente, salvo en los puntos más altos de la isla, pero no pudimos catar las playas. Si hubiera hecho sol estoy segura de que nos habríamos bañado. Creo que es una buena época para viajar ya que no se considera temporada alta y es todo más barato.

Antes de nada, decir que Sicilia es una isla muy grande. Mucho más de lo que pueda parecer en el mapa o si miras distancias en Google Maps. Recorrerla en profundidad llevaría unos 15 días. Nosotros solo íbamos 6 (que fueron 5 realmente) así que sabíamos de antemano que no íbamos a poder verlo todo. Por eso, mi primera recomendación es esa: infórmate bien de qué hay para ver en la isla, y elabora tu plan de viaje en función de aquello que tengas más interés en ver. Lo bueno es que Sicilia es una zona muy diversa, y hay opciones de todo tipo: naturaleza, monumentos, playas, gastronomía, ciudades, edificios religiosos, pueblos… Nosotros nos sentamos, lo valoramos todo, y tuvimos que dejar muchas cosas fuera de la ruta. Y aun así nos habría venido bien dedicar un poco de tiempo más a algunas zonas.

Nosotros alquilamos un coche, y creo que es la mejor opción para moverse por la isla. Existe también el transporte público, evidentemente, pero por lo que leí no funciona del todo bien. Eso sí: el tema carreteras y la forma de conducir de los sicilianos es bastante loco, por lo que recomiendo que quien vaya a conducir tenga algo de experiencia al volante.

Algo que nos preguntaba todo el mundo cuando le contábamos nuestro destino era el tema de la mafia. No, no hemos visto bodas y escenas tipo El Padrino. No es una isla insegura, siempre que vayas con un poco de cabeza (como en cualquier viaje). La mafia hoy en día está más presente en las administraciones, y donde sí lo notamos fue en las carreteras, ya que te encontrabas un montón de vías en obras totalmente paradas y a medio hacer.

También una cosa que no tuvimos nosotros en cuenta y que nos fastidió bastante: el sol. Al tener el mismo horario que España, ni siquiera lo pensé y organizamos las cosas en plan «por la mañana esto y por la tarde lo otro». Y no caímos en la hora a la que anochecía. Más de una hora más temprano que aquí. Así que varios planes los tuvimos que hacer prácticamente de noche y, claro, no es lo mismo. Evidentemente, también amanece antes, así que para los madrugadores es un plus 😛

Con respecto al alojamiento, cuando estuve buscando me dio la impresión de que no hay tantas opciones como en otras ciudades. Pero sí, obviamente hay opciones para todos los gustos y bolsillos. En ese sentido no solemos ser muy exigentes, con que sea cómodo y asequible nos conformamos. Nos alojamos en tres sitios diferentes: dos fueron Airbnb y uno fue un hotel. Las reservas de Airbnb las hicimos, obviamente, en su web (si nunca lo has usado, si usas este link te llevas más de 30€ de descuento en tu primera estancia), y el hotel lo cogimos en Booking (con este enlace también te llevas un descuentill0).

En cuanto al idioma y la forma que comunicarse, que es algo siempre a tener en cuenta, no encontramos demasiada gente que hablase inglés (mucho menos español), pero al final te haces entender.

Para viajar yo siempre me hago un mapa en Google Maps, en el que voy marcando todo tipo de cosas: comida, sitios para desayunar, atractivos turísticos, rincones para fotos… No pego por aquí el que me hice porque el resultado final suele ser muy caótico, pero sí que daré diferentes recomendaciones en el itinerario.

Creo que ya no tengo más recomendaciones generales, así que paso a describir mi viaje punto por punto:

El viaje

Sicilia tiene tres aeropuertos con vuelos comerciales: el de Palermo, el de Catania (son los dos más comunes) y el de Trapani. Desde España hay vuelos desde las principales ciudades. Eso sí, hay muchos que solo operan en verano, por lo que si viajas en temporada baja la oferta es más limitada.

Fuimos y volvimos desde Madrid a Palermo. No es un destino con muchísimos vuelos, así que hay que hacer un poco de malabares para conjugar bien las horas y el número de días que quieres echar allí. Nuestra idea inicial era llegar a uno de los aeropuertos y volver desde otro, para no tener que «deshacer lo andado», pero no fue posible. Si tú sí puedes hacerlo, creo que es la mejor idea.

Día 1 – Palermo
Primera noche en Palermo

Llegamos a Palermo sobre las 9 de la noche. Entre que bajábamos del avión, cogíamos el coche de alquiler, etc., se nos hicieron las 10. Y era sábado. Nuestra primera toma de contacto con la ciudad fue coger el coche en plena noche en una ciudad totalmente caótica en la que la gente conduce fatal. La verdad es que llegamos al Airbnb con el cuerpo totalmente cortado, pero nos obligamos a recomponernos y salir a la calle. En 10 minutos ya estábamos en el centro.

Palermo es una ciudad muy viva y en la que las calles son el principal escenario. Es una de las capitales de «street food» más importantes del mundo y se nota. La gente se coge cualquier trozo de comida y se lo toma andando. Se coge un botellín de cerveza y se sienta en cualquier plaza. Ese rollo a nosotros nos gusta, pero por ejemplo no creo que sea el mejor para viajar con niños.

Dimos un paseo por algunas de las principales arterias y vimos algunos de los edificios más emblemáticos por fuera, mientras comíamos pizza y bebíamos Moretti. Para picar algo teníamos apuntados varios sitios, aunque no pudimos catarlos todos pero los pongo por aquí:

  • La Vucciria: es una calle que por la mañana es un mercado (esto no lo vimos) y por la noche se llena de puestos de comida, música y mucho ambiente. Nosotros entramos desde Piazza Caracciolo, otra plaza con muchos puestos y gente, y desde allí hasta el final seguro que encuentras alguno que te abra el apetito. Cogimos un trozo de pizza, pero no era espectacular (he de decirlo).
  • Ke Palle: Para probar los arancinis. Uno de los mejores descubrimientos de Sicilia. Me da la impresión de que el sitio es una especie de franquicia, pero la verdad es que están buenísimos (repetimos al día siguiente).
  • Osteria Mangia e Bevi: a este no llegamos a ir pero lo vimos recomendado en varios sitios.
  • I Manciatari: tampoco fuimos, pero dicen que tiene las mejores pizzas de Palermo.

Otras cosas que probamos en Palermo durante los días que estuvimos pero no tengo guardado los sitios porque realmente los encuentras por la calle fácilmente:

  • Cannolis: típico dulce, para mi gusto demasiado pesado, a mi chico le encantó.
  • Helado de pistacho: en Sicilia cultivan mucho pistacho y este helado fue un auténtico descubrimiento. Me tomé unos cuantos en el viaje… 🙄
  • Granita: una especie de granizada que no tiene nada que ver con la que estamos acostumbrados a ver en España. Está llena de sabor, el hielo es lo de menos, tiene muchísima fruta y está buenísima.
Día 2 – Trapani y Erice
Erice y comida en Trapani

Al día siguiente madrugamos y cogimos rumbo a Trapani, que está aproximadamente a hora y media. Nuestro objetivo era ver Erice, un pequeño pueblecito medieval que se encuentra en lo alto de una montaña. Se puede subir por carretera, pero hay otra opción: hacerlo en funicular desde el mismo pueblo. Te quitas de curvas, es divertido, y puedes disfrutar de las increíbles vistas. Si no recuerdo mal, cuesta 9€ la ida y la vuelta.

Erice es un pueblo muy bonito, lleno de calles empedradas, rincones preciosos, unas vistas increíbles, castillos e iglesias. Lo mejor es perderse por sus calles, toparte con los diferentes miradores y disfrutar. La subida es considerable, así que arriba hace bastante más frío que en el resto de la isla. El Castillo di Venere es una fortaleza normanda a la que se puede entrar (previo pago), aunque nosotros no lo hicimos. Nos dedicamos a pasear y a contemplar.

Era la hora de comer y teníamos un sitio apuntado en Trapani así que volvimos a coger el funicular para bajar. Habíamos leído que el cous cous de pescado en esta ciudad está espectacular, y fuimos a un pequeño restaurante llamado Maree. La verdad es que el plato estaba sorprendentemente bueno, ¡ojalá volver a tomarlo algún día!

El resto de la ciudad de Trapani tampoco tenía mucho interés para nosotros. Dimos un pequeño paseo por el puerto y volvimos a Palermo.

Atardecer en Palermo

Tras descansar un poco en el apartamento, salimos para ver un poco de Palermo antes de que anocheciera. Ahí, ya sí, hicimos un poco de turismo como tal: Piazza Pretoria, la Catedral, que es preciosa, así como sus alrededores, y también Villa Bonanno, unos jardines poco turísticos pero muy tranquilos y bonitos. Picamos algo (en los sitios que he mencionado antes), paseamos un rato y a dormir.

La verdad es que eché un poco en falta algo más de tiempo para disfrutar de Palermo a la luz del día y ver más cosas, pero no pudo ser.

Día 3 – Jardín Botánico, Piazza Armerina, Catania
Jardín Botánico de Palermo

El Airbnb estaba justo al lado del Jardín Botánico de Palermo, al que le tenía muchas ganas. Nos levantamos temprano y fuimos a perdernos en su naturaleza. Sin duda fue lo que más me gustó de esta ciudad. Es precioso, enorme, y aunque estaba un poco descuidado lo disfruté muchísimo (y me hice unas fotos preciosas 😝).

Tras esto la idea era llegar directamente a Catania (un poco menos de 3h en viaje), pero ya llegaba la tormenta así que decidimos hacer alguna parada intermedia. Yo tenía apuntada Piazza Armerina pero lo habíamos descartado, así que volvió a entrar en nuestros planes porque estaba justo a mitad de camino.

No por el pueblo en sí, sino por la Villa Romana del Casale, una lujosa residencia que alberga los mosaicos mejor conservados y más impactantes del mundo. Tienen más de 1.800 años, y podemos contemplar más de 3.500 metros cuadrados llenos de detalles, escenas impresionantes e incluso algunos que sorprenden, como unas chicas en bikini. La verdad es que nos gustó muchísimo y nos alegramos bastante de haber decidido hacer esa parada.

Villa Romana del Casale

Tras la visita fuimos rápidamente al pueblo a comer en el primer sitio que encontrásemos (ya era bastante tarde), y seguimos rumbo a Catania. El camino lo hicimos con niebla, lluvia, viento y sumando las carreteras y la forma de conducir que tienen. Pero llegamos vivos 😛 y nos fuimos a nuestro Airbnb. Descansamos un rato y salimos a ver un poco el casco histórico de la ciudad, ya de noche. No hacía día de cenar en la calle, así que tiré de recomendaciones y acudimos a Trattoria u Fucularu. El sitio estaba bien pero mi chico se indispuso un poco y nos fuimos pronto así que no pudimos disfrutarlo como queríamos.

Día 4 – Siracusa y Catania
Ortigia

Nuestro plan era disfrutar de la zona más al sur de la isla. Pero la lluvia y el viento nos hicieron descartar algunos destinos y cambiar de planes. Sí que fuimos a Siracusa, que posee una preciosa isla conectada por puentes llamada Ortigia que merece la pena visitar. A la isla no puedes acceder el coche, pero aparcamos en la ciudad, relativamente cerca, y fuimos andando.

Perderse por sus calles, contemplar las fachadas y disfrutar del paisaje del mar. Posee muchas iglesias y monumentos. Ya habréis visto, hasta este punto, que no somos demasiado de visitar todos estos puntos turísticos, somos más de «verlos por fuera», pero sí que entramos a la Catedral de Siracusa. ¿La razón? Que está erigida sobre un antiguo templo griego, y dentro aún se conservan sus columnas originales, lo que nos pareció fascinante.

La verdad es que fue una visita que me gustó mucho, a pesar del viento que hacía.

Rincones de Catania

Tras eso, como aún era temprano decidimos volver a Catania y poder disfrutarla con más calma. Nos fuimos a comer un poco de pescado al Mercado de Catania, en concreto a Scirocco Sicilian Fish Lab, que no estuvo mal. Después, aprovechando la luz del día visitamos algunos puntos importantes de la ciudad: la Piazza Santa Maria dell’Indirizzo, Piazza del Duomo, la Fontana Dell’Elefante, Monastero dei Benedettini di San Nicolò l’Arena, el Anfiteatro Romano, el Castillo de Ursino , el Teatro Massimo Bellini o los jardines de La Villa Bellini. Como digo, los monumentos los vimos por fuera, y en los jardines sí que dedicamos un rato a descansar y a pasear. Es una ciudad bonita, en la que de repente en una calle te encontrabas paraguas o una «librería».

Para cenar, nos apetecía pizza, y buscando en Internet recomendaban mucho un restaurante llamado Eat. A mí ese nombre no me inspiraba confianza, aun así fuimos. Era un bareto sin más y la pizza no estaba mal, pero no me creo que sea la mejor de la ciudad.

Volviendo ya al apartamento, descubrimos una zona de Catania que me encantó y que no había leído sobre ella en ningún sitio: San Berillo. Un barrio que, en manos de los ciudadanos, se ha convertido en una zona maravillosa: huertos urbanos, artistas callejeros, artesanía, comida rica, restaurantes acogedores y todo muy bonito. Se trata de un barrio que antiguamente solo veía droga y prostitución y que ahora se ha convertido en la zona más joven y moderna de la ciudad… ¿No te recuerda a uno madrileño? Cerca también se encuentra San Michele Art Power, una asociación cultural en cuya calle encontrarás tiendas preciosas. Me dio muchísima rabia no haberlo descubierto antes y, sin duda, si alguna vez vuelvo a Catania es lo que más exploraré. Si tú vas… ¡Hazlo por mí!

San Berillo

Algunos sitios más de comida que tenía apuntados aunque no fui:

  • Il Gamero Pazzo
  • Ristorante da Antonio
  • A Putia Dell’Ostello: Este me quedé con las ganas porque parece que tiene un sótano por el que pasa el río.

Pero, ya digo, sin duda comería por algún sitio de San Berillo.

Día 5 – Taormina y Cefalú

El primer destino del día era Taormina. Por suerte nos hizo mejor día, y pudimos perdernos por sus calles. El casco antiguo es pequeñito, y bastante turístico, pero merece la pena verlo. También tiene un antiguo Teatro Griego que se puede visitar, aunque no lo hicimos. Preferimos perdernos por la Villa Comunale, unos jardines preciosos y menos concurridos de gente, donde pudimos pasear, descansar un rato, disfrutar de sus vistas al mar y ¡hasta ver loros!

Taormina

Taormina tiene una pequeña isla, Isola Bella, que tenía mucho interés en visitar pero finalmente se nos quedó pendiente.

Nuestra idea inicial era comer en Taormina pero, al ver que era todo tan turístico, decidimos seguir el camino hacia nuestro siguiente destino: Cefalú. Creo que fue un error, porque ese tramo de viaje posee muchos peajes en los que nos pasó de todo: en el primero de ellos nos timaron (había una mujer expediendo tickets y pidiendo 5€ y nosotros como idiotas se lo dimos y luego descubrimos que nos la habían liado), en el segundo la máquina no sacó el ticket y tuve que parar el coche en mitad de la autopista e ir corriendo a por él; y en el tercero intentamos pagar con tarjeta y no había manera, y tuvimos que estar un ratazo peleándonos con la máquina. Esto lo cuento para que vayáis con los ojos abiertos y no seáis tan pringados como nosotros.

Al final llegamos a Cefalú enfadadísimos, sin hambre y más tarde de lo previsto. Al centro de la ciudad no se puede acceder al coche, teníamos que aparcar en el puerto y el hotel venía a recogernos en un cochecito. Descansamos un rato y cuando ya se nos había pasado el mal cuerpo salimos a la calle. Ahí llegamos a la pequeña cala que hay junto al muelle y fue la primera vez en todo el viaje que nos dieron unas ganas tremendas de ponernos el bañador y darnos un chapuzón. ¡Qué maravilla! Nos resistimos porque queríamos ver el resto de la ciudad. Paseamos por sus arterias principales, vimos el curioso Lavatoio Medival, que se conserva estupendamente, disfrutamos de las vistas a la playa, de las diferentes iglesias… Cuando llegamos a la plaza de la Catedral no pudimos resistirnos a coger un helado y sentarnos a disfrutar.

Seguimos paseando, picamos algo más para cenar en algún sitio para llevar, compramos algún recuerdo y volvimos al hotel.

Atardecer y mañana en Cefalú

Al día siguiente, desayunamos, volvimos al muelle, en ese momento totalmente vacío y perfecto para hacer fotos, y ya cogimos el coche y cogimos rumbo a Palermo. Justo cuando nos íbamos vimos llegar auténticas hileras de autobuses llenos de gente, así que supongo que disfrutamos Cefalú en las horas menos concurridas: al final de la tarde y por la mañana temprano.

Teníamos el vuelo a las 1 de la tarde así que volvimos con calma y sin imprevistos.

La verdad es que se nos quedaron muchas cosas por ver, y muchas ciudades que dicen que merecen mucho la pena: subir al volcán Etna, Marzamemi, Ragusa, Módica, Caltagirone, Agrigento, la famosa playa Scala dei Turchi, la de Tonnara di Scopello… Quizás, cuando vuelva a Sicilia, elegiré una época en la que pueda bañarme seguro y haga una ruta más de playas.

En general es un viaje que nos gustó, a pesar de todos los inconvenientes del coche/carreteras/conducción siciliana, se come de maravilla, es barato, y aunque hay mucho turismo no ha perdido su esencia. Me fliparon sus paisajes, con tanto contraste, su historia, sus chumberas y palmeras, sus rincones, y su versatilidad. Como habéis visto en el itinerario, nosotros no paramos quietos, si lo que prefieres es un viaje más tranquilo y disfrutar más de las playas, tendrás que ver menos cosas o alargar los días.

Siento si no he entrado en mucho detalle de monumentos, puntos atractivos, etc., pero, en fin, no soy un blog de viajes, tampoco quería que saliese un post eterno, y toda esa información la podéis encontrar rápidamente en Google. Quería dar un punto de vista más personal y práctico al itinerario.

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Espero que te haya gustado y si vas… ¡cuéntamelo!

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5 respuestas

  1. Hola Carmen! Muy interesante tu post. Yo viví una época en Italia y aprovechamos para conocer el país todo lo que pudimos por eso uno de los veranos viajamos una semana a Sicilia. Nosotros volamos desde Milán a Palermo y la vuelta la hicimos desde Cantania por eso que cuentas por no deshacer el camino. Alquilamos un coche para los primeros días y aprovechamos para recorrer varias playas y ver la zona éste pero en general visitamos las mismas zonas que vosotros pero centrándonos más en las playas, el problema es que era agosto y estaba todo muy masificado, si volviera de nuevo elegiría otra época para recorrer la parte más monumental de la isla. Conducir fue una experiencia curiosa porque es verdad que los sicilianos son los peores conductores que hasta ahora hemos «sufrido», pero más curioso fue el trayecto en transporte público desde Cefalu a Taormina, acostumbrados al transporte del norte de Italia nos dimos cuenta de las diferencias que hay de unas zonas del país a otro. Sinceramente no parecía que estuviéramos en Italia. Lo mejor del viaje fue descubrir su extensa gastronomía. Me encantó comer todos los días pasta con pescado, la increíble pastelería que tienen y la comida de la calle. Se nota que es una isla con un montón de mezcla de culturas. Sin duda el mejor helado de pistacho fue el que comí en esas vacaciones, no es para menos ya que el pistacho verde de bronte es uno de los muchísimos productos con D.O. que hay en el país. Ahora que el aceite de oliva que no me digan a mí que se puede comparar al nuestro jiji. Muy chulas tus fotos.

  2. qué fotos!!! <3

    mis antepasados por parte materna vienen de Italia y siempre me ha llamado muchísimo la atención reencontrarme con "mis raíces", pero estuve una vez en Roma en verano y me agobié tantísimo que no he vuelto… y no me he atrevido con uno de mis grandes sueños: ¡Grecia!

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